Carmelitas Descalzas de Boadilla del Monte

Carmelitas Descalzas de Boadilla del Monte

 

           Poquísimas noticias podemos reunir relativas al Convento de las MADRES CARMELITAS, pues durante la guerra de 1.936 fueron destruidos sus archivos.

             La Fundación de este Monasterio de la Encarnación y San José data del siglo XVII. En un principio se llamó solo de la Encarnación, pero en 1.975 las religiosas hicieron las gestiones oportunas para que el Titular fuese LA ENCARNACION Y SAN JOSÉ, por la valiosísima protección que el Santo Patriarca concedió durante la construcción del actual edificio en el que vive ahora la Comunidad.

            Fueron los Fundadores de este Monasterio D. Juan González de Uzqueta y Valdés, Caballero de la Orden de Santiago, Alguacil Mayor de la Inquisición de Valladolid y miembro destacado del Consejo Supremo de Castilla. Era pariente lejano de Santa Teresa de Jesús. En Boadilla del Monte tenía numerosas posesiones, y con su esposa Doña  María de Vera Gasca y Varco, eligieron este lugar para la fundación de un Convento de Carmelitas Descalzas. Los planos fueron hechos por un Hermano Carmelita Descalzo, cuyo nombre se desconoce, autor también de los de otro construido en La Rioja. Don  Juan murió joven, antes de terminarse la construcción del Convento, cuya obra vio rematada su viuda Dña. María en 1.674.

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            Una de las Escrituras perdidas decía que Dña. María de Vera Gasca, construiría a su costa el dicho Convento e Iglesia. Lo dejó dotado para 21 religiosas en cuanto a alimentos y sustentación, no teniendo éstas que presentarse con ajuar alguno. La Iglesia la dejó dotada de todo lo referente al culto, y la ornamentó, además, con varios cuadros. Las armas de los Fundadores están en el frontispicio del Convento, y también en los ángulos de la media naranja de la cubierta de la Iglesia, conservando aún su bello colorido.

            Puede leerse esta inscripción, que traducimos, en la pared de la iglesia:

            «Dios Omnipotente y misericordioso, Los Sres. D. Juan González de Uzqueta y Valdés, del Consejo y Cámara de Castilla y de la Orden de Santiago, y Dña. María de Vera Gasca y Varco, su mujer, Señores de esta Villa, fundaron y dotaron esta Iglesia y Convento, como consta de las escrituras que están en él, y se otorgaron ante Andrés de Caltañayor, Escribano de Número de Madrid, año 1.670. Acabose en el de  1.674.»

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            La Iglesia, como todo el edificio, es de gran sencillez de líneas, de ladrillo. En la fachada principal están los escudos de Los Fundadores y sobre la gran puerta del Templo una hornacina.

            Las religiosas fundadoras vinieron de  Alcalá de Henares —Convento de la Imagen-. En la actualidad somos 10 hermanas, y el trabajo principal es la plastificación de escapularios, detentes, evangelios para bebés, cuadritos, redondeles para colgar en el coche…y otras labores.

 

 

Nos encuentran en:

C/ Mártires, nº 12. 28660 BOADILLA DEL MONTE (Madrid)

Tfno: 91 633 11 03 

E-mail: carmelitasboadilla@gmail.com

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Monjas Trinitarias de Martos

Monjas Trinitarias de Martos

Orden a la que pertenecen y su carisma

 

            Somos un Instituto religioso de vida íntegramente contemplativa, consagradas a la Santísima Trinidad y a la redención de los cautivos, vivimos en comunidad dedicadas solo a Dios “en soledad y silencio en asidua oración y generosa penitencia”. Pertenecemos a la Orden de la Santísima Trinidad y los cautivos.

            La Familia Trinitaria integrada por los religiosos Trinitarios, por diversos Institutos Femeninos, Institutos Seculares y diferentes Asociaciones seglares trinitarias. Todos según su estado y condición participamos del Carisma y espíritu trinitario-redentor de Nuestro Padre San Juan de Mata y San Félix de Valois a quien a lo largo de los siglos siguieron preclaros siervos de Dios como San Juan Bautista de la Concepción, Ángela Mª de la Concepción y la Beata Ana Mª Taigi y muchos otros Santos.

            En esta Familia las monjas Trinitarias representamos de modo especial el elemento Contemplativo de la espiritualidad y del proyecto trinitario en la Iglesia. La Regla de San Juan de Mata es el principio y fundamento del espíritu de nuestra Orden:

            Nuestra consagración religiosa, configuración con Cristo glorificador del Padre, como encuentro filial y amoroso con el Padre en Cristo por el Espíritu.

            Nuestra caridad redentora, como participación y testimonio del amor misericordioso del Padre, fuente de todo servicio liberador en la Iglesia.

            Nuestra vida comunitaria, como encarnación y expresión de la vida intratrinitaria de Dios, como lugar de revelación, adoración y redención, como espacio de comunión. Nuestra vida litúrgico-sacramental, como momento de alabanza y glorificación Trinitaria y de acción redentora.     

            Nuestro apostolado trinitario-contemplativo, como signo y sacramento del amor redentor del Padre y prolongación de las misiones salvíficas del Hijo y del Espíritu Santo. Asimismo, dedicamos nuestras casas que ya desde los origines de la Orden eran llamadas “Casas de la Trinidad” y nuestras Iglesias a la Augusta Trinidad.

 

Fundación de la Comunidad

 

            El Monasterio de la Santísima Trinidad está situado en lo alto de la C/ Real de San Fernando Nº 3, C.P. 23600 de Martos (Jaén). Fue fundado por Dª Aldonza de Rivas y Ortega en la segunda mitad del siglo XVI; en concreto, el día 6 de marzo de 1595. 

            Doña Aldonza que era una señora rica, muy religiosa y caritativa, donó su casa y toda la manzana donde hoy está asentado el Monasterio. Tras cumplimentar todos los trámites eclesiásticos y civiles, se construyeron y adaptaron las casas de manera que las monjas las pudieran ocupar como comunidad en clausura.

            Las primeras monjas que lo habitaron venían de Andújar (Jaén). Como Priora, Madre Teresa León; como Superiora, María Isabel Escabies, y como Maestra de novicias, Isabel Marmolejo. Al mismo tiempo que las Madres, se instalaron en el Monasterio como novicias la propia Doña Aldonza y dos sobrinas suyas, que profesaron el día 9 de julio de 1596. Con la alegría de todas ellas y del pueblo de Martos, y con la legítima satisfacción de Doña Aldonza, quedaba así constituido en esta Villa de Martos el Convento de Monjas de la Santísima Trinidad que, gracias a Dios, todavía subsiste en la actualidad.

 

            En este convento vivió con ejemplaridad la sierva de Dios Aldonza de Rivas y entregó su vida, sabiendo su día y la hora, en la  Fiesta de la Santísima Trinidad, quedando su rostro de un resplandor brillante y hermoso; así aparece en las Crónicas, páginas 18 y 19. Igualmente cabe decir de otras muchas hermanas que vivieron y se santificaron y glorificaron a la Santa Trinidad.

            Queremos destacar a la Madre Francisca de la Encarnación, Espejo Martos. Esta hermana entregó su vida como mártir de la fe y de la virginidad en Casillas de Martos el 13 de enero de 1937 y sus restos reposan y son venerados en la Iglesia conventual. Fue beatificada el 28 de octubre de 2007 en Roma

            El IV Centenario de la fundación de nuestro convento Trinitario se celebró en el año 1.995 con gran Solemnidad y participación de autoridades Civiles y Religiosas con actos Culturales y religiosos de la Diócesis y de la Orden y participación del pueblo Marteño y Provincia.

 

El edificio

 

            La Fachada de la Iglesia, que es del Siglo XVII, se restauró la piedra y madera, vidrieras etc. el año 1987

            Del interior de la Iglesia se han restaurado columnas y capillas, dejando su piedra vista, y también fue  pintada para la celebración de la Beatificación de M. Francisca de la Encarnación Espejo Martos.

 

La Comunidad en la actualidad

 

  Las actuales moradoras de este antiguo monasterio, que lleva 421 años, nos dedicamos a la alabanza de Dios Trinidad y a la Redención de los cautivos por medio de la Liturgia, Oficio divino, Oración comunitaria y personal y del sacrificio que comporta la vida contemplativa. Nos esmeramos, además, en la propia formación humana y religiosa que es propia de nuestra espiritualidad trinitaria.

            En comunidad somos actualmente 12 monjas Profesas de votos solemnes y una Novicia. Vivimos con alegría nuestra vida comunitaria, y entre todas compartimos todo cuanto somos y tenemos.

            En nuestra Iglesia tienen su Sede cuatro Cofradías que tienen sus cultos como novenas, triduos, procesiones en tiempo de Cuaresma y Gloria, en que participamos todos, Cofrades y el pueblo de Dios.

 

Trabajo monástico

 

  Además, nos dedicamos al trabajo diario de bordados, manualidades y la fabricación de dulces para ganar nuestra propia subsistencia y compartir con los más necesitados que acuden diariamente al torno buscando ayuda.

 

GALERÍA FOTOGRÁFICA

 

Fachada de la Iglesia-convento de Martos

 

Altar de la Iglesia interior dedicada a la Santísima Trinidad.
San Juan de Mata y San Félix de Valoi

 

Escudo de la Orden Trinitaria

 

 

Mártir M. Francisca de la Encarnación hija de este pueblo que está en un Claustro de la Comunidad

 

Virgen del Buen Remedio Patrona de Nuestra Orden que se venera en nuestra Iglesia el 8 de octubre con un Triduo Solemne y Procesión de Gloria que está unida a la Cofradía de Jesús de Humildad y paciencia Santa María de los Desamparados y San Juan Evangelista; éstas de penitencia procesionan el Domingo de Ramos por la tarde.

 

Madres Salesas de Valladolid

Madres Salesas de Valladolid

María Manuela Peguera y Pedrolo, baronesa de Rocafort,  quiso fundar a mediados del siglo XIX en Barcelona un convento de la Orden de la Visitación. No lo consiguió, y el canónigo de la Catedral de Valladolid, José Rubio, la ofreció que la realizara en Valladolid, lo cual aceptó, consiguiendo  las autorizaciones pertinentes.

En diciembre de 1860 llegaron las religiosas a Valladolid, instalándose en el Monasterio de Santa Clara.

El 23 de abril de 1862 se trasladaron a la calle Santiago, al Monasterio de las Comendadoras de Santa Cruz, lugar que conocemos hoy como Las Francesas, siéndoles donado el edificio oficialmente por la reina Isabel II.

En 1868, la revolución destronó a la reina y dejo sin efecto la donación, teniéndose que trasladar al Monasterio de las Huelgas Reales hasta el año siguiente en que volvieron al edificio de la calle Santiago.

Vendieron el edificio a las Dominicas Francesas, y construyeron uno nuevo en el Prado de la Magdalena, donde trasladaron en 1886. Pero este edificio tenía muchas humedades debido al paso de la Esgueva, y por ello adquirieron, el 25 de septiembre de 1888, el Palacio de Los Mudarra en la actual calle Juan Mambrilla. Las religiosas se trasladaron al nuevo emplazamiento el 22 de mayo de 1889.

Este palacio  fue edificado para el deán de la catedral de Palencia, Antonio de Mudarra, en 1550 pertenecía a Diego de Mudarra, y cuando fue adquirido por la comunidad a Clotilde Arellano y Orduña.

La fachada es de piedra de sillería. La portada es de arco de medio punto, con pilastras corintias a los lados, que sostienen el entablamiento que está rematado con flameros. Sobre ella está el balcón.

En el interior, zaguán rectangular con salida al claustro. El claustro es de dos pisos construidos con piedra labrada, tiene cinco arcos en cada lado, con columnas lisas con capitel jónico.

El 22 de noviembre de 1907, el ayuntamiento concede licencia para realizar la ampliación del convento en las calles Juan Mambrilla y Colón. El proyecto de las nuevas dependencias y de la iglesia lo realiza el arquitecto Teodosio de Torres. Se trata de un edificio de dos pisos construido en ladrillo sobre zócalo de piedra.

La iglesia es de una sola nave, con coro alto a los pies.

En la iglesia se pueden admirar: un retablo de Esteban Jordán con un altorrelieve del Nacimiento, una escultura de San Francisco de Sales de Pedro de Avila y una gran tabla flamenca representando el Calvario.

 

 

Texto y fotos cedido por:https://www.valladolidweb.es/valladolid/imagesmagvall/069.htm

MONJAS TRINITARIAS DE ANDÚJAR

MONJAS TRINITARIAS DE ANDÚJAR

CASA DE LA SANTA TRINIDAD

Convento de la  Purísima Concepción

 

Carisma de las monjas trinitarias

 

           

Contemplación Trinitaria o pasión por la libertad

Las Trinitarias contemplativas, atraídas por la obra de San Juan de Mata, optamos desde el silen­cio del claustro por la Paz. Sólo amamos si tene­mos paz; y, si amamos, estamos sirviendo para devolver la esperanza a los que la han perdido, esta­mos ayudando a liberar al hombre de sus cadenas.

 

Como Trinitarias, dejándolo todo, todo menos el corazón, entregadas del todo por Amor en la oración, en la soledad sonora, en el huerto interior, proclamamos a la Santísima Trinidad, nos hacemos solidarias y voz privilegiada de los oprimidos, de los pobres, de los marginados, de los que necesitan un signo de comunión. Portadoras de la Alegría, testigos de la nueva Esperanza en el amor de la Trinidad, tenemos en nuestras manos la virtud reveladora de la gloria de Dios.

 

Proyecto Trinitario de vida, consagrado a una vigorosa afirmación de que el hombre es un don de Dios y por ello luz en la noche y sol en la calle.

 

 

Misión

En nuestra vocación trinitaria contemplativa están inseparablemente unidas la gloria de la Trinidad y la redención de los hermanos. La contemplación de Jesús, es una continua búsqueda de la voluntad del Padre y una participación en su ansia y pasión por la vida plena de los hombres, por su redención, en especial por la de aquellos hermanos que sufren persecución a causa de su fe, o son maltratados en su dignidad humana.

           

Vida fraterna

El Espíritu de Jesús nos ha congregado para realizar el plan del Padre, no individualmente, sino en comunidad con otras hermanas llamadas a vivir en la Iglesia el mismo ideal evangélico.

Todas las hermanas de la comunidad nos sentimos, pues, unidas no sólo por el bautismo y la fe, sino en la misma consagración religiosa, en el mismo espíritu y carisma, en la misma oración y amor, en la misma misión eclesial.

 

Contemplación

La oración es uno de los medios fundamentales que tenemos para vivir nuestra misión trinitaria redentora en la Iglesia, personal y comunitariamente, nuestra adoración y alabanza al Padre de Cristo, nuestra acción de gracias. Está hecha desde la vida de la Iglesia, desde la historia de los hombres, especialmente de los pobres, oprimidos y cautivos de hoy. Transmite los dolores y gritos de los oprimidos y suplica para ellos la justicia, el respeto y la libertad.

 

           

Soledad y silencio

La unión con Dios reclama el oxígeno de la oración. Pero la oración tiene un contorno obligado de soledad y silencio. Nuestra soledad como trinitarias contemplativas no es un alejamiento, ni una fuga o evasión. Nuestro silencio no es un vacío. Nuestra soledad es encuentro con Dios, nuestro silencio es voz, atención a la Palabra, audición divina.

 

Alegría compartida

Vivimos y cantamos la alegría que brota de la fe y la esperanza. La alegría que nace de sabernos amadas por Dios y salvadas en Cristo. Nuestra alegría  es la proclamación de un empeño, porque sabemos que aún hay mucho dolor y lágrimas en torno. Los hombres siguen matándose y el egoísmo está segando muchas dignidades y derechos. Por eso la alegría que cantamos desde los hondones de nuestra vida es una invitación a seguir celebrando la Pascua, la Pascua de la liberación y de la vida, la Pascua trinitaria.

 

Vida litúrgica

Nuestra Liturgia, plegaria de Cristo, es también plegaria de la Iglesia; plegaria hecha en nombre de  la Iglesia y plegaria con la Iglesia. En ella realizamos la misión de toda la comunidad cristiana.

 

Conscientes de que somos voz de toda la Iglesia, nos preparamos con las mejores disposiciones para la celebración de los actos litúrgicos.

 

Trabajo

En la misma línea redentora de nuestra vocación está el trabajo. Un valor altamente considerado en la Regla de San Juan de Mata, y que para nosotras se convierte igualmente en signo redentor. Dignifica nuestra vida igualándonos a todos los hombres y nos proporciona un medio de colaboración  con el necesitado.

 

La entrega trinitaria, desde la soledad, desde la contemplación, tiene sentido hoy, tiene sentido en la Iglesia, y en el mundo su compromiso, una expresión y una actitud actuales y creativas. Una misión tan honda y alta, que vuela por encima de los ocasos.

 

María ha escogido la mejor parte. A esta misión puedes estar llamada. Escucha su voz.

 

 

 

Fundación de la comunidad

         Andújar, ciudad con identidad trinitaria muy temprana (1244), acogió desde el 8 de diciembre de 1587 a las monjas trinitarias,  primer convento femenino en  la Diócesis, que mantuvieron la presencia trinitaria ante la ausencia de los hermanos durante varios siglos, y que aguardaron con esperanza su vuelta hasta el año 1930, en el que  éstos fundaron en el Santuario de la Virgen de la Cabeza.

         El convento de la Purísima Concepción fue fundado por las hermanas Luisa Muñoz Jimena e Isabel Ramírez Jimena, con la colaboración de dos monjas de la comunidad de Villena (Alicante), Tomasa Lorenzo y Luisa Andrea de Vargas, durante el pontificado de Sixto V y siendo Ministro General de la Orden el P. Bernardo de Santo Domingo.

 

 

Hechos y personas destacables

         Enclavadas en el centro de la ciudad, desde hace cuatro siglos, la comunidad andujareña vive al unísono con el sentir del pueblo en el que está enraizada, transmitiendo el reflejo de la misericordia de Dios y prodigando liberación.

         Entre los muchos ejemplos de santidad a lo largo de los siglos de existencia, merece una especial mención por su repercusión en la Iglesia y en la sociedad de su tiempo, la vida de  M. LUCÍA YÁÑEZ.

 

            Lucía Yáñez Pérez de Sevilla nació en Andújar el día 29 de marzo de 1640, en la típica calle de los Mesones, jurisdicción de la Parroquia de San Miguel Arcángel, en el seno de una familia de hondas raíces cristianas. Su hermano, Antonio, profesó como trinitario en el convento de San Eufrasio de la ciudad.

 

            Ingresó en el convento de la Purísima Concepción, de monjas trinitarias, en el año 1658 y profesó el día 8 de septiembre de 1659, cuando todavía no había cumplido los veinte años.

 

            Muy pronto las hermanas pudieron percibir signos de santidad en su vida. Signos que trascendieron los muros del convento y se conocieron en la ciudad y fuera de ella. Su sabiduría, el don de consejo y profecía atrajeron a numerosas personas de todas las condiciones y clases sociales, que buscaban el consuelo y el aliento en sus palabras.

 

Su profetismo se encontró con amenazas  y tuvo que soportar acusaciones y reproches de todo tipo, pero la audacia de su mensaje y ejemplar testimonio de vida perduró en el tiempo. Sigue siendo actual y se nos recuerda, después de más de  trescientos años de su muerte. Su fama ha perdurado en el tiempo como una mujer santa y consejera de su pueblo. Desde el año 1680 se mantiene por parte del Cabildo Municipal del Ayuntamiento de Andújar, el Voto a  la Inmaculada Concepción para poner fin a la epidemia de cólera que asoló a la  ciudad y que fue comunicada por Sor Lucía, depositaria del mensaje de la Purísima Concepción.

            El 11 de abril de 2011 se presentó el libro  “Sor Lucía, una  mujer consejera de su pueblo”, escrito por D. Juan Rubio y D. Andrés Borrego, en el que se recoge en forma de representación teatral la vida de esta gran mujer.

 

 

La comunidad actual

         La comunidad actual tiene siempre presente que la forma de interceder por el mundo y de ayudarlo, de ejercer un servicio de misericordia y redención en favor de toda clase de esclavitud, es sin duda a través de la oración. En ese sentido, se inició una relación de compromiso con la pastoral penitenciaria de la cárcel de Jaén en el año 1998, desde la que se pretende ofrecer la fuerza liberadora y transformadora del Evangelio a los hermanos que carecen de libertad.

         En estos años ha aumentado el contacto con los voluntarios de la cárcel de Jaén, que se hacen presentes y comunican todos sus encuentros y proyectos. Además ha habido apertura a otras cárceles de España, en las que hay reclusos conocidos de los hermanos trinitarios, que son capellanes. Serían muy numerosos los casos y anécdotas que  se podrían enumerar y que forman parte de la oración diaria.

         Otra actividad realizada desde esta casa es la asistencia a numerosos pobres, transeúntes y familias que  piden la comida diaria. La crisis económica de estos años ha aumentado en gran número estas necesidades básicas, que en una ciudad como Andújar, expuesta al paso de numerosos inmigrantes han alcanzado un número increíble al que se  trata de ayudar en la medida que les es posible.

         Es la forma en la que la comunidad trinitaria intenta vivir día a día su carisma, testimoniando ante el mundo el amor trinitario de Dios.

 

         La comunidad actual está formada por doce hermanas y nuestro trabajo está relacionado con la confección.

         Nos encontrarán en C/ Granados, nº1.- 23740 ANDÚJAR (Jaén)

         Comunicación con la comunidad:

                  T.953 50 16. 81

                  E-mail: monjas.trinitarias@infoandujar.com

 

Hermanas Dominicas de Olmedo, Valladolid

Hermanas Dominicas de Olmedo, Valladolid

Un poco de historia

 

El Monasterio comenzó su andadura el año 1527 cuando la generosa donante Dª Francisca de Zúñiga, viuda del Corregidor de la Villa, decidió dejar su casa y algunos bienes para fundar en ella un Monasterio de la Orden de Santo Domingo, con el título de “Madre de Dios”. En 1528 se cerraba oficialmente la clausura.

 La Villa de Olmedo desde el siglo XV contó con una floreciente Cofradía del Rosario en la Iglesia de San Andrés, que terminó asentándose en el Monasterio. Con  tal motivo la imagen de la Virgen del Rosario que tenían las hermanas en el Coro, fue colocada en un altar de la Iglesia para ser venerada por los fieles. El primer domingo del mes de Octubre, hermosamente engalanados los balcones, era llevada en procesión por las calles de Olmedo. Actualmente se encuentra en el claustro bajo.

En tiempo de la “desamortización” el Monasterio, como otros, recibió un duro golpe. En este momento destaca la figura de Madre Isabel de Garcimartín, Priora, gran mujer, de un espíritu magnífico, como resalta del hecho de que habiendo prohibido el Gobierno la Profesión de Religiosas, se quedase sola en el Monasterio durante dieciocho años, en compañía más tarde de tres novicias, en traje seglar. 

Desafortunadamente en el archivo histórico existe un vacío de tres siglos de los que no tenemos datos. 

La Comunidad se rehízo hacia el año 1868, viniendo después, progresivamente, casi a desaparecer. En la década de los 50 del siglo XX estaba necesitada de ayuda de personal y restauración espiritual. La ayuda fue solicitada –de acuerdo con el Obispo D. Santos Moro- por la entonces seglar propagandista de Acción Católica, Teresa Ortega Pardo, a la Comunidad de Dominicas de Daroca (Zaragoza), que envió tres monjas. Con este hecho, el Monasterio comienza una nueva etapa. Cabe señalar la figura de Madre Teresita Pérez de Iriarte, que vino de Daroca como Priora. Alma encendida en caridad, a quien Dios puso como primera piedra en este edificio espiritual, pero a ella, dado lo prematuro de su muerte, sólo se le concedió ver los inicios de esta restauración.

En los años 60 estuvo al frente del Monasterio como Priora Madre Teresa María de Jesús Ortega Pardo, antes mencionada. Mujer profética, de una rica vida espiritual y con gran espíritu misionero; con ella comenzará su expansión fundacional haciendo eco a la llamada del Concilio Vaticano II a extender la vida contemplativa en países de misión. En vida suya, alentados por ella, fueron fundados los monasterios de Puerto Rico y de Benguela (Angola). Posteriormente su sucesora, Madre Esperanza Bravo, y la Comunidad continuaron las fundaciones de monasterios en Curaçao (Antillas Holandesas), Wanchin (Taiwán), Añatuya (Argentina), Toumi (Camerún), Perón (Corea del Sur), Santorín (Grecia) fundado siglos antes, y KuitoBie (Angola). Este Monasterio en Olmedo y los fundados por él, formamos la Unión Fraterna “Madre de Dios”

 

Cómo es el Monasterio

 

El edificio del Monasterio pertenece a la estructura de las casas señoriales de la época. Está situado frente a la Iglesia mudéjar de San Andrés, dentro de la “Ruta del mudéjar”. A lo largo del tiempo, sucesivas reformas para acomodarlo al uso conventual, como refectorio, dormitorios, iglesia… han hecho posible que en este vetusto edificio haya podido habitar, en algunos años, casi un centenar de monjas y formandas. 

El templo del Monasterio es sencillo, de una sola nave con retablo barroco. Destacan en su hornacina central la imagen de Santo Domingo, atribuido a Roque Muñoz. En el ático destaca una hermosa tabla de la Anunciación de la Virgen, exquisita obra de influencia flamenca, que se puede fechar a principios del siglo XVI.

 

 

Nuestra espiritualidad y misión

 

Las monjas de la Orden de Predicadores nacimos en 1206, cuando nuestro fundador, el santo castellano Domingo de Guzmán, asoció a su “Santa Predicación”, por la oración y la penitencia, a un grupo de mujeres convertidas de la herejía a la fe católica, reunidas en el Monasterio de Santa María de Prulla (Francia) y consagradas solamente a Dios.

Nuestra misión consiste en buscar a Dios en el silencio de la oración, de tal manera que la Palabra de Dios no vuelva e Él vacía, sino que de fruto en quien la escucha. Así, acogiendo la Palabra en la oración y celebrándola en la liturgia, participamos junto con nuestros Hermanos Predicadores en la misión evangelizadora de la Iglesia.“Sin que hablen, sin que pronuncien, a toda la tierra alcanza su pregón.” (Salmo 18,4)

Dedicadas a la alabanza de Dios y a la contemplación de Su belleza, llevamos en el alma los sufrimientos y las ansias de nuestro mundo intercediendo por todos.

Llamadas a vivir en Comunidad con una sola alma y un solo corazón, seguimos más de cerca a Cristo virgen, pobre y obediente; prolongando su vida oculta y  orante.

La Comunidad, junto a la riqueza de la diversidad de edades y nacionalidades, comparte la alegría de la fe y del amor de Dios. La acogida a hermanas de la “Unión Fraterna”, que vienen temporalmente a completar su formación, le aporta juventud y entusiasmo en la vivencia del carisma de Santo Domingo. 

 

 

 

 

Pueden ver el siguiente vídeo de las Hermanas Dominicas con motivo del 800 aniversario de la fundación de la Orden:

Monasterio ”Madre de Dios” – Plaza de San Andrés 15

47410 Olmedo (Valladolid) Tel. 983 60 00 29